sábado, 14 de mayo de 2011

martes, 10 de mayo de 2011

AMBICIONES DESMEDIDAS DE AYER Y DE HOY

AMBICIONES DESMEDIDAS, POCOS ESCRÚPULOS Y MENOS HUMANIDAD







PERSONAJES HISTÓRICOS.



Empezaremos por Roma, destacando dos figuras: Agripina la Mayor y Agripina la Menor, su hija.



AGRIPINA LA MAYOR (-14- A 33).



Hija del general Agripina, y de Julia, hija ésta de Augusto, casó con Germánico y fue madre de Calígula, de Agripina la Menor y abuela de Nerón. Murió desterrada por Tiberio en la isla Pandataria



Tiberio vio en ella y en su descendencia una amenaza a su poder, y para quitarse de encima a la testaruda Agripina que le exigía se ocupase de sus hijos y les asegurase la protección, acabó como decimos, desterrada y murió así, víctima de los castigos físicos y de hambre. También murieron a manos de Tiberio dos hermanos de Agripina: Druso y Nerón. Tras estos crímenes, el único hijo varón de Germánico que quedaba vivo era Calígula. El y sus hermanas, entre ellas AGRIPINA LA MENOR, que contaba 18 años, quedaron desde entonces expuestos a la persecución y recelo del emperador Tiberio.





AGRIPINA LA MENOR



Desde que nace hasta que muere (15-59) a manos de su hijo, su vida está rodeada de maldad por las tres cuartas partes, y , condenar a una mala entre malos, es como sacar una fotografía sin líquido que revelar.



En las clases dominantes y entre las familias poderosas no había una moral o freno preventivo que recomendase mantener las formas ante el pueblo. Ser cruel a las claras nunca ha estado bien visto, pero la crueldad fina, bien planeada, se respetaba entonces al igual que hoy. Entre augustos y patricios sólo existía el interés de casta, y era bueno quien conseguía cosas importantes para la comunidad y era malo quien no tenía esa habilidad de llenar de oro los bolsillos de sus partidarios, lo que también hoy ocurre como comprenderemos y vemos todos los días.



Con la implantación del cristianismo en el siglo III al menos desde entonces hay quien se cree que los malos se los traga el diablo, algo que impone cierto respeto al malvado y alivia mucho a la víctima. Ignoro si el cristianismo a evitado mucha maldad. En todo caso en la Roma del siglo I, no había ni este respeto ni este alivio que procede de la creencia en un ser único superior. La exclusividad venía motivada en caer en desgracia ante el emperador aunque parece que la cosa siguió su curso y sus aprendices en la actualidad son más finos. Existía el castigo si se probaba el crimen, pero se probaban muchos que no lo eran y se ocultaban otros que no interesaban descubrir. ¿Nos suena?.



AGRIPINA tenía conciencia en qué entorno se movía y vivía. Desde niña se sintió amenazada por los emperadores que la rodeaban. Sólo a partir de su matrimonio con uno de ellos, su tío Claudio, respiró aliviada. La gran maldad que se le imputa a Agripina según Luisa Castro era su ambición desmedida hasta casarse con el familiar, para asesinarlo después de haber relegado al hijo de éste, el pequeño Británico, y poner como favorito a su hijo adorado Nerón. .Los conceptos que introduce el cristianismo de la piedad, la esperanza, la clemencia, el perdón y sobre todo la sumisión de la mujer al hombre, están aún todavía muy lejos de ser una realidad cuando Agripina comete sus fechorías y proyecta su plan.



Tácito y Suetonio, que son los historiadores que más nos hablan de Agripina, la juzgan como una mujer admirable y al mismo tiempo de poseer una gran frialdad, gran manipuladora, pero capaz de los mayores sacrificios. Era una luchadora a muerte por el poder. Se vio obligada desde niña a sobrevivir entre alimañas y por esas influencias y por ella misma no dudó en convertirse en la alimaña más grande del imperio romano.



Agripina era la hermana predilecta de Calígula, la cual mantenía relaciones incestuosas con él desde niños contando la leyenda que Nerón es fruto de sus relaciones y no de Domicio, esposo de ella. Éste cuando nació Nerón dejó dicho: Un hijo mío y de Agripina no puede ser sino un monstruo y una peste para el Estado. Parece no se equivocó.





LA GRAN ODISEA



Calígula destierra a su hermana y el pequeño Nerón queda al cuidado de su tía Lépida. Muerto Calígula a manos de un tribuno de la guardia pretoriana, son los mismos pretorianos quienes proponen al manso de Claudio, tío de Calígula y de Agripina como ya hemos dicho, volviendo ésta de su destierro..



Claudio en una de sus primeras comparecencias ante el Senado, hizo la siguiente declaración:

Ya sé que me consideráis un pobre necio, pero no lo soy. He fingido serlo y por eso estoy aquí.



Mesalina es la tercera esposa de Claudio y enseguida ve en Agripina una competidora a derribar. Aquella tiene un hijo al igual que ésta y uno sólo de ellos llegará a emperador ante los cual Mesalina manda a matar a Nerón niño pero fallan los sicarios en el crimen. Posteriormente Mesalina es acusada de adulterio y condenada por Claudio a morir. Tras esta muerte nuestra Agripina vuelve a respirar. Su segundo marido Crispo aparece muerto y Claudio recibe de su consejero Palante la idea de tomar por esposa a su sobrina y por hijo adoptivo al de ella. Dada la ascendencia  augusta de ambos, Claudio accede siguiendo los consejos de que además así mantendría a madre e hijo bajo control. Lo que Claudio ignoraba era que Palante era amante de Agripina desde hacía tiempo. Todo estaba bien orquestado.



La boda entre ellos se celebró en el año 49, teniendo ella 34 años y había conseguido parte de su objetivo.



Cuando Nerón tiene 16 años, su madre hace que se le nombre prefecto de la ciudad.



OBJETIVO CUMPLIDO (asesinato de Claudio).



Con casi todo el camino andado sólo necesitaba eliminar a Claudio para colocar a su hijo como emperador. Una noche del año 54, tras convencer al catador Haloto, el mismo que se encarga de probar cada líquido y cada alimento que Claudio va a tomar, accede a participar en el crimen. Éste muere envenenado por su propio catador y participación de su médico personal, ambos cómplices de la conspiración de Agripina, como lo es la guardia pretoriana en pleno.

Tácito y Suetonio nos hablan continuamente de la relación incestuosa entre madre e hijo, dándose a su vez la paradoja de que Nerón cada día soportaba menos a su madre.



FINAL DE AGRIPINA.



La llegada de Popea Sabina a la corte imperial como pareja de su hijo fue el final de Agripina. Popea no tardó en darse cuenta de que su futura suegra influía sobre su hijo para satisfacer sus necesidades. Sabiendo que no era bien recibida por ella, Popea insistía ante Nerón a que diera muerte a su madre. Agripina se daba cuenta de la animadversión hacia ella y temía por su propia vida ante lo cual intentó suicidarse envenenándose, pero su cuerpo estaba tan habituado a los antídotos que las dosis venenosas no surtieron efecto. La conspiración de Popea fructificó y Nerón acusó a su madre de ser miembro de una conjura, encargándole la muerte de Agripina a tres sicarios: Aniceto, Hércules y Obarito, asesinato fechado en el año 59.







FELIPE II





Felipe II (1527-1598), Rey de España (1556-1598, hijo de Carlos I e Isabel de Portugal.



Convencido del origen divino de su poder, su política estuvo inspirada en dos principios:

-         La defensa de la fe católica.

-         Constante preocupación por ser justo.



Por motivos de tales principios dio lugar a que confesores y juntas de teólogos desempeñaran un importante papel en el gobierno del Estado. Desconfiado e irresoluto, apartó del poder a los consejeros de excesiva personalidad.

Fiel a sus principios y preocupado por los avances del protestantismo, impulsó la reanudación del Concilio de Trento (1562-63), que sentó las bases doctrinales y el espíritu militante de la Contrarreforma, y se esforzó por todos los medios en preservar sus reinos de la herejía.

La Inquisición eliminó cualquier brote de protestantismo surgido en España y acalló a los erasmistas.

También en su reinado combatió con fuerza y tomó medidas contra la población morisca al objeto de eliminar sus costumbres y prácticas religiosas. Optó sucesivamente por la facción encabezada por el duque de Alba, representante de la intolerancia política. Le encomendó al duque la represión de los Países Bajos y a Juan de Austria la de los moriscos en la Alpujarra.



La llegada del duque de Alba con su ejercito de 10.000 soldados a Bruselas en agosto de 1567, transformó el gobierno de los Países Bajos, estableciéndose una nueva organización política y militar.

Felipe II pretendía únicamente la represión inmediata de la rebelión; que las tropas españolas pacificaran el país. Los plenos poderes concedidos a Fernando Álvarez de Toledo, tercer duque de Alba eran tan amplios, que la gobernadora Margarita de Parma optó por dimitir.



EL TRIBUNAL DE TUMULTOS



El Tribunal de Tumultos que el duque estableció entonces inició una política de terror dictando más de 12.000 condenas con 1105 personas ejecutadas realmente en 6 años (1567-1573).

A efectos económicos la ocupación de los Países Bajos resultó carísima



MEDIDAS Y REPERCUSIÓN.



Para poner remedio a sus apuros de tesorería se elevaron en extremo los impuestos por ventas de mercancías y la de los inmuebles que se transferían de igual forma .Estas medidas fueron especialmente molestas en una región tan mercantil como la neerlandesa actuando como acicate inmediato para la rebelión, la cual no tardó en estallar.

La revuelta presentaba, a la vez, aspectos políticos contrarios al poder del monarca español y los aspectos económicos nada desdeñables en unas tierras tan profundamente industriales, mercantiles y urbanizadas. Era también una cuestión ideológica puesto que Felipe II afirmaba con toda claridad que prefería perder sus estados y cien vidas si las tuviera, antes que ser un señor de herejes.

La intransigencia del Rey se puso una vez más de manifiesto cuando el 18 de enero de 1568, por su orden o mandato real, el príncipe heredero de la corona Carlos, fue encarcelado al descubrirse sus contactos con la nobleza flamenca., falleciendo en su encierro, sirviendo su muerte para acrecentar la leyenda de crueldad que ya tenía el monarca español.



AUMENTO DE LAS MEDIDAS REPRESIVAS



En 1578 se decidió nuevamente por una política represiva más contundente como único medio para evitar la separación de estos territorios y así triunfar sobre la heterodoxia protestante lo que propició tener el monarca que enfrentarse al problema político de mayor gravedad y alcance que le perduraría hasta el final de su reinado.





EL ASESINATO DE JUAN DE ESCOBEDO



Juan de Escobedo, secretario del hermanastro del Rey, Juan de Austria, enviado por Felipe II como hemos dicho a someter a los rebeldes, dio pábulo a otra sombría leyenda. El monarca culpó siempre del oscuro crimen a la princesa de Eboli y al secretario real Antonio Pérez, a quienes –por motivos de alta política- esperó algún tiempo antes de hacer castigar a éstos. En 1579, llegó a España el cardenal Granvela que, durante siete años, iba a ejercer –de hecho o de derecho- las funciones de un primer ministro. El Rey esperó hasta contar con sus servicios para descargar sus golpes contra los supuestos autores de la muerte de Escobedo.





EL CASO DE ANTONIO PÉREZ



Cuatro años después del asesinato de Escobedo, Felipe II autorizó el procesamiento de su secretario Antonio Pérez. Fue sometido a prisión y trasladado constantemente de una cárcel a otra hasta el año 1590.





FUGA, FUEROS DE ARAGÓN, JUAN DE LANUZA.



Disfrazado con las ropas de su mujer Antonio Pérez logró fugarse del lugar de su encierro y haciendo etapas rapidísimas llegó a refugiarse en Calatayud, donde por su condición de aragonés, se acogió a las libertades del fuero del reino. Entonces, como la orden del Rey era la de ajusticiarle cuanto antes, se le acusó de hereje ante el Tribunal de la Inquisición, que lo encarceló en sus celdas de la Aljafería

El pueblo de Zaragoza, soliviantado lo sacó de allí a la fuerza para llevarle a otra cárcel, a la que llamaban de manifestados. A ella se acogían los que apelaban a los privilegios legales del fuero aragonés. De nuevo lo reclamó la Inquisición y cuando las fuerzas inquisitoriales fueron a prenderlo, el pueblo lo impidió. Antonio Pérez pudo darse a la fuga y refugiarse en Francia.





EL MONARCA SUPREMO



Felipe II de ningún modo consistió esa veleidad de independencia de las autoridades de Aragón y por ello mandó a sus tropas que entrasen en esas tierras con orden expresa de que se detuviera  al Justicia mayor de Aragón, Juan de Lanuza, que con su actuación en defensa de las leyes forales había provocado la huida de un sometido a su justicia.

La orden real decía así:

Tan pronto quiero saber de su prendimiento como de su muerte. Y en efecto, con total menosprecio al fuero aragonés, Lanuza murió a manos del verdugo, y la voluntad del monarca se imponía de lleno sobre Aragón.

La institución del Justicia Mayor de Aragón data del siglo XIV y se trataba de un dictaminador que actuaba de una manera preventiva sobre los proyectos de actos y normas para impedir su abuso. Los dictámenes del Justicia Mayor de Aragón eran vinculantes para la Autoridad a quien se dirigían, de manera que su incumplimiento podían comportar graves penas.

Existe otro antecedente en suelo español de una figura parecida como la de Sahib-al.Mazalim, nombrado por el Sultán que cumplía las funciones de una especie de juez encargado de oír y sustanciar las quejas de contrafuero o agravio de Autoridad y empleados públicos.

En el caso del Justicia Mayor de Aragón, Felipe V se encargó de suprimir esta figura,  el antecedente del actual Defensor del Pueblo español contemplado en el artículo 54  de la vigente Constitución, alto comisionado de las Cortes Generales, designado por éstas para la defensa de los derechos comprendidos en el Título I, a cuyo efecto podrá supervisar la actividad de la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales. También las comunidades autónomas contemplan en sus Estatutos la figura del Defensor del Pueblo y en concreto en el artículo 128 del Estatuto de Autonomía de Andalucía expresa:



1.- El Defensor del Pueblo Andaluz es el comisionado del Parlamento, designado por éste para la defensa de los derechos y libertades comprendidos en el Título I de la Constitución y en el Título I del presente Estatuto, a cuyo efecto podrá supervisar la actividad de las Administraciones públicas de Andalucía, dando cuenta al Parlamento.



2.- El Defensor del Pueblo Andaluz será elegido por el Parlamento por mayoría cualificada. Su organización, funciones y duración del mandato se regularán mediante Ley.



3.- El Defensor del Pueblo Andaluz y el Defensor del Pueblo designado por las Cortes Generales colaborarán en el ejercicio de sus funciones.



No debemos de eludir por su importancia el contenido del artículo 17.4 de la Constitución cuyo tenor recoge: La Ley regulará un procedimiento de Habeas Hábeas para producir la inmediata puesta a  disposición judicial de toda persona detenida ilegalmente. El procedimiento en cuestión se regula mediante Ley Orgánica ,y entre otras personas e Instituciones,  el Defensor del Pueblo está facultado para instar el procedimiento para la inmediata puesta a disposición judicial de cualquier persona detenida ilegalmente.







LA IMPERMEABILIZACIÓN DE ESPAÑA



Felipe II en concordancia con el ideal imperante en las tierras castellanas, en las que las razones espirituales y de cruzada debían prevalecer sobre otras consideraciones hicieron que se lograra la impermeabilización de España. Sus conceptos de honor y clase dio lugar a puntos de vista reaccionario, anticapitalista y antilaboral.

El éxito de esa extraña ideología de sociedad cerrada. hizo que la nación se retirara de toda participación activa en la vida intelectual de Europa y se consagrara a los ideales comunes del resurgimiento de la Iglesia y del predominio de la aristocracia militar.







LAS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS



Como sostenemos, el monarca en sus últimos años de reinado, dispuesto a hacer triunfar a cualquier precio sus ideales políticos-religiosos, realizó un gigantesco esfuerzo militar y económico que resultó estéril. Para los reinos hispanos, las consecuencias de su política imperialista fueron muy graves. El desgaste humano que implicó y el agotamiento económico a resultas del aumento ininterrumpido de los tributos que recayó esencialmente sobre las clases productoras, unidas las bancarrotas estatales (1557, 1575,1596), desencadenaron el proceso de decadencia que se agudizaría y se haría patente en la centuria siguiente.







FERNANDO VII





(1784-1833), Rey de España (1808,1814,1833), hijo de Carlos IV y de María Luisa de Parma, creció aborreciendo a su madre y al favorito de ésta Godoy, y comenzó muy pronto a intrigar contra ellos alentado por su preceptor el canónigo Escoiquiz. Las tramas del príncipe y de su preceptor fueron descubiertas y condujeron al llamado proceso de El Escorial. Una nueva conspiración, el motín de Aranjuez, alcanzó pleno éxito y Carlos IV abdicó en Fernando que comenzó a reinar con el nombre de Fernando VII (19 de marzo de 1808). Antes de esa fecha tendremos que decir en este pequeño pasaje sobre la figura de Godoy, que en enero de 1807 y con el fin de desembarazarse de cualquier preocupación gubernamental, Carlos IV, se hizo reemplazar por este favorito en la Presidencia del Consejo de Estado, lo que venía a convertir al nuevo Gran Almirante y Alteza Serenísima en casi un rey.

Las clases dirigentes españolas miraron ya con horror al advenedizo, de quien temían que fuera a reproducir muchas de las reformas surgidas en Francia.

La Iglesia, siempre en su línea, no dejaba ni cesaba de tener en cuenta las consecuencias provocadas por Godoy al ordenar las enajenaciones de las propiedades de fundaciones pías y capellanías en lo que ha podido llamarse la desamortización de 1798.

Para solucionar la crisis fiscal en la que España se debatía, se había vendido la sexta parte de los bienes eclesiásticos; y, en algunas provincias del sur hasta una cuarta , acontecimiento singular por lo que tenía de atentado a la vulnerabilidad de la Iglesia. Por ello el clero desencadenó desde lo alto de los púlpitos una formidable campaña de desprestigio contra Godoy, operación que no sólo apoyaron los tradicionalistas, sino los reformadores también. Para todos Godoy era un traidor, un tirano aborrecido al que convenía derrocar. La Corte que vivía indirectamente de la nobleza y del Alto Clero, formaba todo un bloque contra Godoy.

Es curioso que pasados más de 200 años los mismos personajes de aquella época siguen estando muy bien representados en ésta, dígase o cítese a la Conferencia Episcopal con Rouco Varela a la cabeza, dirigentes y simpatizantes del partido representante de todas las sensibilidades de la derecha española (Partido Popular) y ultramontanos o cavernarios que salen a la calle un día si y otro también en manifestación o en sus medios de comunicación que son afines o manejan con el objetivo final de desprestigiar al gobierno con su Presidente a la cabeza. No reparan en utilizar descalificaciones del más grueso calibre como traidor a España, aliado de los terroristas, inútil, incompetente, perseguidor de la libertad religiosa y en concreto contra la Iglesia católica y sus valores; que está rompiendo a la familia; que utilizan a las instituciones para acometer contra la oposición y toda serie de infamias que por pudor no deben de ser reproducidas en este trabajo en mi opinión y todo ello a mi juicio para boicotear los avances sociales encaminados a la igualdad de género, a la justicia social, a los avances de la ciencia en todos los campos, etc.

En el ámbito local diré que en la ciudad de Sevilla en la que habito desde el año 1962, he conocido dos grandes transformaciones y muy positivas en pro del interés general.

La primera la llevada a cabo por un gobierno socialista presidido por D. Felipe González Márquez con ocasión de la Exposición Universal de 1992, el cual sufrió ataques miserables y bajos de la misma camarilla. La muestra fue todo un éxito . A nivel mundial la Exposición brilló a un altísimo nivel y la ciudad se proyectó de igual manera, reconocimiento que sólo mucho más tarde estos agoreros y tenebrosos de siempre han comentado por lo bajini. Baste echar una mirada a las hemerotecas y ver lo que decían algunos periódicos portavoces de estos rancios de la derecha en contra del proyecto, obras, el AVE, los costes y un sinfín de maldades varias .Esos mismos siniestros personajes han impedido como representantes en el Pleno municipal que Felipe González no haya sido reconocido como hijo predilecto de Sevilla.

La segunda modernización de esta ciudad después de la señalada la que puso en marcha desde el año 1999 hasta este 2011 en el que acaba su mandato D. Alfredo Sánchez Monteseirín. Ha sido a mi criterio una auténtica revolución encaminada en hacerla más habitable para las personas, habitantes y visitantes. Han construido sus diferentes gobiernos más viviendas sociales que jamás hayan ni soñado otros, beneficiando con ello a los más desfavorecidos económicamente y por ende sufriendo campañas de desprestigio por parte de los especuladores insaciables del suelo y la construcción. Calles, plazas, edificios, centros de salud, medios de transportes, puestos de trabajos de nueva creación se han beneficiado para bien de los ciudadanos de una gestión brillante jamás conocida y ahí están los datos.¿Qué reconocimiento hacen a favor los ya apuntados? Ninguno. No cesan de falsear la realidad palpable, las conquistas de bienestar, proclaman a los cuatro vientos a cada iniciativa o proyecto su oposición, manejando a la opinión pública en contra y cuando resulta por evidente su manipulación jamás dan muestras de reconocimiento o pedir perdón, insistiendo machaconamente que Monteseirín es el peor alcalde que ha tenido Sevilla. Es su marca o pedigrí el ser venenosos. Seguimos con este digno antecesor de los copia y pega ideológicos y conspiradores contrarios a los avances y las libertades individuales.



Las trapacerías del Príncipe de Asturias y la incapacitación de los adversarios del válido de la reina facilitaban el camino por el que Bonaparte debilitaba y desprestigiaba a Carlos IV, su familia y la capa superestructural de España.





EL MOTÍN DE Aranjuez



Napoleón había nombrado a Murat Lugarteniente Imperial de España .Éste, se dirigió con sus tropas hacia Madrid. La Corte de encontraba en Aranjuez y decidió retirarse al sur con el propósito de si era aconsejable embarcar hacia las posiciones españolas de América. Los preparativos del viaje propiciaron la indignación popular ante la cual Carlos IV anunció a la multitud que el viaje no se llevaría a efecto. ¿A quién se le echaría la culpa de todos los males habidos y por haber?











GODOY EL GRAN TRAIDOR



La suerte estaba echada y para ello los conspiradores con el Príncipe a la cabeza, habían creado las condiciones para que el pueblo echara la culpa de todo a Godoy, el gran traidor. El conde Montijo en unión de hombres a sueldo venidos expresamente desde Madrid, en la noche del17 al 18 de marzo, se pusieron a la cabeza de la multitud amotinada que saqueó el palacio de Godoy. Muchas de las riquezas que el favorito había acumulado fueron arrojadas por los balcones y ardieron en una enorme pira. Fue preciso que Carlos IV anunciara la destitución del válido para que la muchedumbre dejara que un piquete de caballería rescatara al Príncipe de la Paz de la buhardilla en la que se había escondido.



Peor suceso si cabe el ocurrido en la ciudad de Sevilla el 27 de mayo de 1808, fecha en la que murió un hombre enérgico y bondadoso que no dudó en luchar contra las injusticias de su tiempo incluso enfrentándose a su misma clase la aristocracia. Juan Ignacio de Espinosa y Tello, conde del Águila,  fue víctima del rencor y el odio que algunos le profesaban y que haciendo uso de malas artes y acusándolo de traidor por haber recibido en Sevilla a un representante de Murat, una jauría de malvados cobijados y amparados en la masa y debidamente manipulados,  secuestraron a este hombre, Procurador Mayor de Sevilla y director de la Real Sociedad Económica Sevillana de Amigos del País, sometiéndolo a crueles torturas y posterior muerte de una forma indigna.





ESTRATEGIA FALLIDA



Los partidarios de Fernando creían haber ganado la primera escaramuza de su estrategia política, y lo que en realidad consiguieron fue la destrucción del principio de una monarquía de derecho divino y el fomento de la indisciplina militar.





LAS ABDICACIONES DE BAYONA



Como ya se ha dicho el 19 de marzo de 1808, Fernando VII comenzó a reinar .El 30 de abril, Carlos IV, su esposa y el nuevo Rey más Godoy llegaron juntos a Bayona donde se produjeron escenas tumultuosas y vergonzosas Carlos IV y su hijo Fernando. Napoleón las cortó de plano, haciéndoles conocer su decisión:

Tanto uno como el otro debían renunciar al trono y reconocer el derecho imperial a disponer de España a su guisa.

Carlos IV lo hacía a cambio de una pensión anual de 30 millones de reales y una finca con palacio en Compiègue.

Fernando junto con sus hermanos había de residir en el castillo del Príncipe de Talleyrand; medida que, por lo referente al breve Rey de España se ejecutó de inmediato.





DIFERENCIAS DE PATRIOTISMO



-         El patriotismo popular español se opondría con éxito a una hábil invasión emprendida por la burguesía francesa, deseosa de dominar a España, saquearla y arruinarla para convertirla en esclava del imperio francés.

-         El 4 de mayo, el infante D. Antonio partía para Bayona para reunirse con el resto de la familia real. El 7, Murat recibía el nombramiento de lugarteniente de Carlos IV. El 9 se recibía en Madrid una orden de Fernando VII para que se obedeciera a su padre. Y, finalmente, Carlos IV enviaba una proclamación exhortando a los españoles a que obedecieran a Napoleón.



El 20 de mayo se conocían oficialmente las abdicaciones de Bayona.

Fernando VII también exhortó a los españoles a que se sometieran a Napoleón. Entretanto las clases medias y populares de España con las de Madrid a la cabeza, se habían sublevado contra aquella serie de claudicaciones vergonzosas.





LA CONSTITUCIÓN DE 1812





Se dividía en 10 Títulos, subdivididos a su vez en capítulos y artículos, en un número de 384 y en su portada de la edición original de la Constitución de Cádiz se recogía:





CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA, PROMULGADA EN CÁDIZ EL 19 DE MARZO DE 1812.















LA RESTAURACIÓN DEL ABSOLUTISMO





El 17 de abril de 1814, durante una revista de tropas, el general Elio le entregó su bastón de mando como símbolo indiscutible de que el monarca era el único jefe de las fuerzas.

Representantes de la nobleza y del clero instaron al Rey a: unos a restaurar el sistema absolutista y los otros el Tribunal de la Inquisición. Agregar que a todo esto se unió el Manifiesto hecho en Madrid por 69 Diputados realistas el 12 de abril por el que le inducían a volver al antiguo sistema político, Fue el llamado Manifiesto de los Persas por las primeras palabras del documento que comenzaba así: era costumbre de los antiguos persas pasas 5 días en anarquía después del fallecimiento de su rey. Solicitaban que se estimara siempre sin valor esa Constitución de Cádiz, no aprobada por vuestra majestad ni por las provincias.

Seguro del apoyo de la nobleza, de la iglesia, de gran parte del ejército y del pueblo, promulgó el Decreto de 4 de mayo de 1814, por el que refiriéndose a la Constitución y a los decretos sancionados por las Cortes, los declaraba nulos  y de ningún valor ni efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en medio del tiempo, y sin obligación en mis pueblos y súbditos de cualquier clase y condición a cumplirlos y guardarlos.





REPRESIÓN





Nombrado secretamente en Valencia Capitán General de Castilla, el realista Francisco de Eguía, éste se trasladó de igual forma a Madrid y después de hacerse con el mando, ordenó la detención de los constitucionalistas más destacados en la noche del 10 al 11 de mayo. El día 13 el Rey entraba en la capital e hizo volver a España a la situación anterior al año 1808 levantando cabeza el Tribunal de la Inquisición por Decreto de 21 de julio; las órdenes religiosas recuperaron su influencia y volvieron los jesuitas a quienes se le devolvieron los bienes que se les había confiscado.



EL CARÁCTER DEL REY





Fue un ser más bien despreciable según coinciden la mayoría de los historiadores, que por si algo se hizo notar fue por haber sido cobarde y traicionero, astuto y egoísta, abandonado a los más bajos desenfrenos estando a menudo controlado por una camarilla de favoritos inmorales, desleales y corruptos. Su camarilla era mucho más poderosa que las diversas secretarías.

Miguel de Lardizabal, que fue ministro de Indias bajo este Rey, dejó escrito lo siguiente: a poco de llegar Su Majestad a Madrid le hicieron desconfiar de sus Ministros y no hacer caso de los Tribunales ni de ningún hombre de los que, por tener fundamento pueden y deben aconsejarle. El Rey da audiencia sin excepción de personas, esto es público; pero lo que es peor, por la noche, en secreto, da entrada y escucha a las gentes de peor nota y más malignas, que desacreditan y ponen más negros que la pez a los que han sido más leales y a los que mejor le han servido, de lo que resulta que, dando crédito a tales sujetos, sin más consejo, pone de su propio puño decretos y toma providencias , no sólo sin contar con los Ministros, sino contra lo que ellos le informan.





PERSECUCIÓN DE LOS CONSTITUCIONALISTAS





Fernando VII se cebó indudablemente en los partidarios de las Cortes de Cádiz. Su conducta de hombre malvado y poco respetuoso hasta con los propios Tribunales como ya hemos dicho, está avalado por las argucias  que empleaba en aquellos supuestos en los que no hallaba respaldo por parte de la justicia para imponer las penas que él deseaba. Es curioso,  y en mi opinión,  el tener en cuenta la similitud casi calcada entre este Rey en muchísimos aspectos y éste en concreto con los dirigentes de la derecha política del siglo XX y XXI , que cuando algunos de ellos son investigados, imputados y condenados por haber tenido participación en ilícitos penales, hacen compañas de difamación y linchamiento contra las fuerzas del orden, Ministerio Fiscal, gobierno y Poder Judicial, llevando a los altares a aquellos otros de estas Instituciones del Estado que investigan, imputan y condenan a sus adversarios políticos.

Siguiendo con Fernando VII y su ideal de Justicia, éste resolvía gubernativamente a su antojo penas de prisión, destierro y muerte como podemos reseñar la del economista Álvaro Flores Estrada, condenado a muerte por el mero hecho de haber sido elegido presidente de la reunión del café Apolo en Cádiz y al brigadier Juan Moscoso por permanecer en silencio mientras algunos oficiales tributaban elogios a la Constitución. Premiaba a los delatores como Antonio Lastres de Vélez-Málaga por denunciar las reuniones que celebraban en el café Levante de Madrid  los constitucionalistas.





CULTO A LA PERSONALIDAD





El tratamiento de DESEADO , que durante la ocupación extranjera se dio a Fernando, se convirtió en obligatorio durante años en toda la correspondencia oficial en que se hiciera mención de la Real Persona de tal modo que cuando una carta aludía sencillamente a SU MAJESTAD EL REY FERNANDO VII, sin añadir a continuación el DESEADO, era devuelta y su asunto no se tramitaba.





LOS ESCRÚPULOS DEL REY





El 7 de marzo de 1820, ante la sublevación de Las Cabezas de San Juan y encontrándose sin tropas leales que se opusieran a la revolución, se vio obligado a firmar el Decreto por el que se declaraba decidido a jurar la Constitución promulgada por las Cortes generales y extraordinarias en el año 1812. Unos días más tarde hubo de doblegarse  ante el pueblo de Madrid amotinado que, entre otras cosas exigía la abolición definitiva de la Inquisición. Desenfadadamente Fernando VII publicó un manifiesto que terminaba así: Marchemos francamente y yo el primero, por la senda constitucional, y mostrando a Europa un modelo de sabiduría, orden y perfecta moderación en una crisis que en otras naciones ha sido acompañada de lágrimas y desgracias; hagamos admirar y reverenciar el nombre español al mismo tiempo que labramos para siglos, nuestra felicidad y nuestra gloria.

No se nos escapa la falsedad del montaje Real, pues durante el transcurso del Trienio Constitucional (1820-1823), Fernando VII no dejó de conspirar bajo mano de los absolutistas (Regencia de Urgel; sublevación de la guardia en julio de 1822) y con las potencias de la Santa Alianza que en congreso de Verona, enviar a España un ejercito francés mandado por el duque de Angulema (Cien mil hijos de San Luís). Éste invadió con facilidad España y logró restablecer al monarca como Rey absoluto (octubre de 1823). Se inició entonces la llamada Década Ominosa (1823-1833) en que se registraron levantamientos absolutistas fomentados por el clero y por la camarilla que ya hemos señalado.

Por otro lado, el Arzobispo de Valencia, al ver que el Rey no restablecía la Inquisición mandó constituir una Junta de fe que en julio de 1826 ordenaba ejecutar al maestro de escuela Cayetano Ripio porque sólo creía en Dios y enseñaba únicamente los Diez Mandamientos y no todo el Catecismo. Dos meses antes, en Murcia, el masón Antonio Cano fue conducido hasta el patíbulo arrastrado por un caballo y ejecutado. Muchos predicadores, toscos y reaccionarios se inventaron una nueva buenaventura, la de los que no leyeron. Otra perla la del doctor DOU de la Universidad de Cervera, que la novedad de discurrir era peligrosa.



Según el censo oficial, a principios de siglo el número de personas  que formaba parte del clero venía a ser el siguiente :



Clero de catedrales, parroquias oficiales de Inquisición y cruzada según además algunos investigadores.......................95.205

CLERO REGULAR



Religiosos...................................................................  69.664

Religiosas ..................................................................  38.429

Total............................................................................203.298



Lo que significaba aproximadamente, un eclesiástico por cada 50 personas, contabilizándose también 27.000 lugares de culto sin contar ermitas, vicarías y otros centros para 21.000 poblaciones.







Abril, 2011.





Joaquín Nogueras Alba.












Honor, Respeto, Agradecimiento a todos/as que lucharon por la LIBERTAD

HONOR,RESPETO,AGRADECIMIENTO





DEDICADO A LAS PERSONAS DE HONOR Y EJEMPLAR SACRIFICIO, QUE DIERON LO MEJOR DE ELLOS MISMOS POR LA LIBERTAD QUE HOY DISFRUTAMOS, SEÑAL INEQUÍVOCA DE SU DIMENSIÓN HUMANA





El 14 de abril de este año 2011, fue presentado en la ciudad de Sevilla un libro de Alfonso Martínez Foronda, Eloisa Baena Luque e Inmaculada García Escribano. La obra cuenta con un prólogo de Nicolás Sartorius que acudió a la presentación del trabajo y publicado por la Fundación de Estudios Sindicales de Comisiones Obreras.

El periódico El Mundo al día siguiente recoge en sus páginas dedicadas a Sevilla mediante Eva Díaz Pérez datos, vivencias y sacrificios de todo tipo que se citan en el libro: La Dictadura en la Dictadura. Detenidos, torturados y deportados durante el Estado de Excepción de 1969.

El trabajo periodístico de Eva Díaz lo desarrolla así:





DICTADURA DENTRO DE LA DICTADURA



Un libro rescata la historia de los antifranquistas sevillanos que sufrieron la detención, tortura y deportación durante el Estado de Excepción de 1969.



Era una dictadura en la dictadura. Así define Nicolás Sartorius la siniestra naturaleza de los estados de excepción, esa estrategia opresiva que utilizó el régimen franquista para controlar a los disidentes –los elementos subversivos- y recuperar la paz social.

El estado de excepción de 1969 fue uno de los más terribles siendo especialmente cruento en Andalucía con la detención, encarcelamiento, tortura y deportación de muchos dirigentes obreros y estudiantes. En Sevilla, la comisaría de la Gavidia y también el cuartel del Sacrificio –para los detenidos en las afueras de la ciudad o en pueblos de la provincia- fueron los escenarios de esta historia represiva no demasiado conocida que sufrieron muchos sevillanos que lucharon en la clandestinidad contra el régimen.

Algunos de ellos estuvieron presentes en un acto especialmente emotivo aprovechando la presentación de un libro que permite adentrarse  en este episodio.





DIMENSIÓN ESTREMECEDORA





Además de ser un ensayo histórico, la obra presenta una dimensión estremecedora, la de la memoria oral, el relato directo de los protagonistas que cuentan con detalle la odisea sufrida desde la madrugada del 25 de enero de 1969 en que algunos de ellos fueron detenidos hasta la deportación en lugares recónditos de las sierras andaluzas o incluso el Sáhara occidental.





AGENTES SUBVERSIVOS





Esa misma noche, la Brigada Político Social comienza su trabajo buscando agentes subversivos  en Sevilla cuyo gobierno civil controlaba entonces José Utrera Molina. Se registraron domicilios y se detuvo a militantes antifranquistas que, para el régimen, suponían un peligro para la paz social. El Estado de Excepción de 1969, fue la primera experiencia de ese tipo para los dirigentes obreros andaluces, explica Alfonso Martínez Foronda, uno de los autores como ya hemos reseñado y Presidente de la Fundación de Estudios Sindicales de Comisiones Obreras de Andalucía.

El objetivo era hacer una demostración de fuerza frente a la efervescencia obrera, devolver la confianza en el régimen entre sus tradicionales beneficiarios, haciendo desaparecer a los disidentes más señalados, comentan las otras dos coautoras de la investigación, Eloisa Baena, directora del Archivo Histórico de Comisiones Obreras de Andalucía e Inmaculada García Escribano, del Equipo de Fuentes Orales del Archivo.

La reconstrucción de aquella noche es escalofriante y la comisaría de la Gavidia se convierte en escenario especial de aquellos oscuros días.





ASÍ SE DESCRIBEN LOS CALABOZOS





El calabozo era rectangular, de unos cuatro metros cuadrados. Al fondo un poyete con losetas servía de cama  y, por delante, una reja de hierro como único punto de ventilación y de entrada de la luz artificial.

El relato de lo ocurrido tiene nombre y apellidos tanto para las víctimas como para los verdugos, todos y cada uno de los que protagonizaron interrogatorios y torturas.





LA BRIGADA DE INVESTIGACIÓN SOCIAL





Era conocida por los militantes antifranquistas sevillano como la cuadrilla de los torturadores, según apunta Alfonso Martínez Foronda.





Estaba formada por:



José Martín Fernández Jefe de la Brigada de Investigación Social.

Alfonso López Domínguez, Inspector Jefe.

Inspectores:

José Soriano Castellón

Francisco Colinas Nieto

Francisco Beltrán Ortiz

Emilio Serrano González







NATURALEZ REPRESIVA





La naturaleza represiva del régimen queda desvelada en la descripción de aquellas jornadas por los que sufrieron la tortura sicológica o física : corrientes eléctricas, agresiones físicas con cardenales desde el cuello hasta las pantorrillas, intimidación con armas de fuego. Todo un catálogo del horror.





LA SALA DE TORTURAS







La sala de torturas estaba en una planta alta a la que se subía mediante un ascensor. Era una habitación vacía, con unos archivadores, una mesa y algunas sillas. Uno de los torturados, Francisco Sánchez Legrán, recuerda obsesivamente un timbre, porque cada vez que lo subían desde la celda a la sala de interrogatorios donde lo torturaban sonaba ese timbre. Cada vez que oía el timbre era algo tenebroso, era el principio de Paulov de causa-efecto. Oía el timbre y me recordaba la tortura.

Además, al final del libro se incluye un relato titulado el enviado del gobernador escrito por Antonio García Cano, dirigente del Partido Comunista y de Comisiones Obreras del Comercio en Sevilla, y que sufrió la detención y deportación a la Yunquera en Málaga donde pasó más de un mes confinado. La literatura como elemento sanador para la memoria.



Hasta aquí el artículo de Eva Días Pérez y a continuación el relato de mi amigo D. Manuel Velasco Sánchez, que ha tenido la gentileza de mandármelo por escrito, y dado el permiso correspondiente para ser divulgado por mi parte, cuestión que me hace sentirme muy orgulloso de su confianza y aprecio que es mutuo, que aunque tarde nos hemos conocido físicamente, nuestros lazos ideológicos y de compromiso nacieron muy tempranos.



  





Joaquín Nogueras Alba









Sevilla, abril de 2011.











Estado de Excepción en 1969



Sr. Presidente de la Fundación de Estudios Sindicales de CC.OO.

Sr. Secretario General de CC.OO. de Andalucía.

Compañeros, Amigos y Amigas.



Ante todo, quiero agradecer a los organizadores su invitación a participar en este acto, dedicado a recordar un periodo decisivo para comprender la transición a la democracia.



Una etapa intensa en acontecimientos socio-políticos y vivencias personales, muy presentes aún en el corazón y en la memoria de quienes participamos en los mismos.



Momentos difíciles de lucha por las libertades, que son patrimonio de la izquierda y cuyo significado e importancia es preciso valorar, ahora que algunos se empeñan en borrar la historia más reciente y camuflar las diferencias ideológicas.



1969 fue, en efecto, un año muy señalado en el declive del movimiento fascista que secuestró con las armas el proyecto de modernización y de progreso de la Segunda República, y cortó de raíz las aspiraciones de libertad, de justicia y de igualdad que afloraron en este mismo mes de abril (el día 14), hace ahora 80 años.

 

Aislado en el ámbito internacional, el franquismo vivía entre la rumorología que susurraba la debilidad de Franco y la soterrada guerra entre familias franquistas, para hacerse con el poder y garantizarse así sus privilegios.



Ejército e Iglesia, falangistas y tecnócratas, propagandistas de acción católica y Opus Dei, minorías dispuestas a una limitada apertura y defensores a ultranza del statu quo impuesto por la dictadura 30 años atrás, constituían la foto de familia de una España en blanco y negro, que despedía año tras año a millones de emigrantes y recurría al patriotismo y a la represión para tapar la miseria, el retraso y la explotación.







Mientras tanto, en la sociedad española empezaban a tomar fuerza distintos frentes de oposición al Régimen, liderados por el Partido Comunista en el ámbito político, por las organizaciones sindicales en el terreno laboral y por sectores sociales cada vez más activos, como estudiantes e intelectuales, que desempeñaron en esos años un  papel fundamental.



El mayo del 68 francés había comenzado a arraigar en las universidades españolas, sobre todo en Madrid y Barcelona.



Fueron esos campus universitarios con sus protestas durante aquel enero del 69, los que encendieron las luces de alarma del franquismo, que no tardó aplicar su receta favorita: la suspensión de los ya de por sí menguados derechos ciudadanos y la declaración del Estado de Sitio.   



Una asamblea celebrada en la universidad barcelonesa desembocó en el enfrentamiento de los estudiantes con el rector, con el busto de Franco arrojado por una ventana y con la quema de una bandera española.



El conflicto estaba servido. Sólo cabía esperar la reacción de los demás participantes en la partida, y así ocurrió.



Los universitarios madrileños se sumaron de manera inmediata y fue precisamente en la capital española donde un lamentable suceso provocaría la indignación general y numerosas protestas, que el gobierno quiso contrarrestar con la declaración, el día 24 enero, del Estado de excepción.



A la Brigada Político Social de Barcelona “se le suicidó” el estudiante Enrique Ruano, como antes se le había suicidado Julián Grimau, arrojándose desde un séptimo piso mientras lo interrogaban.



La noticia corrió como un reguero de pólvora. Los estudiantes salieron a la calle en las principales ciudades españolas y miles de personalidades denunciaron los malos tratos policiales.







Quien les habla tenía entonces 18 años y una corta pero intensa trayectoria de lucha por las libertades. Conocía, además, el “modus operandi” policial, por las detenciones sufridas con motivo del primero de mayo, de la huelga de Hytasa o por algunos arrestos preventivos.



No es de extrañar, por tanto, que cuando aquella noche del 24 de enero llamaron a la puerta de mi casa, a la 1’30 de la madrugada, creyera que se trataba de una detención más.



Pensé en las habituales 72 horas en comisaría, con sus correspondientes amenazas, empujones y demás “argumentos interrogatorios”. Sin embargo, mi destino iba a ser otro: la cárcel.



La vida en presidio no es precisamente una experiencia que yo recomiende a nadie. Sin embargo, debo decirles que yo estaba contento, porque otros detenidos tuvieron un destino mucho más... ¿cómo decirlo?... más “acogedor y cariñoso”. Entre otros, mi primo Paco Sánchez Legrán y Curro Rodríguez, que no terminaban de aparecer y a los que, según se decía, los estaban machacando.



Me sentía afortunado, aunque al entrar en la cárcel me separaron de los presos políticos por mi juventud. Aún así yo lo tenía claro: entre aquellos delincuentes policiales y los presos comunes, prefería a estos últimos.



Y eso que la vida en presidio tenía sus riegos. No importaba, yo me sentía con fuerzas para solucionar cualquier problema.



Recuerdo, por ejemplo, cómo solucioné ciertas “proposiciones indecentes” acompañadas de los famosos cartones (dinero en la cárcel). No me faltaban agallas, es más, las había de mostrado enfrentándome a un régimen opresor y policial, así que nadie me iba a acobardar.



Reconozco que no fue un episodio muy cinematográfico, pero desde luego si que resultó efectivo. Aproveché la provocación del más fuerte y tener a mano un cazo de cocina. El problema acabó cuando al interesado “le entraron en la cabeza los argumentos de la cacerola”.



Lo cierto es que me sentía capaz de enfrentarme a cualquier problema, con la fuerza que me daban mis convicciones y el afecto de unos compañeros de lucha extraordinarios desde el punto de vista humano y político.



Tengo que hacer en este punto una mención especial y rendir mi más sincero homenaje de admiración y gratitud a uno de mis padres políticos, Antonio García Cano.



Aún recuerdo el momento de la despedida en la cárcel, en el ya lejano año 1969. Fue el día que nos deportaban. Nos reunimos para repartir el dinero de la comuna que habíamos formado y nos citamos en el patio para despedirnos.



Antonio se dirigió a todos nosotros con la autoridad que sólo se reconoce a un hombre honesto y comprometido, admirado y querido por sus compañeros. Hoy quiero utilizar aquellas palabras afectuosas y emotivas para mostrarle mi cariño a Antonio García Cano, allá donde se encuentre, y con él a todos aquellos luchadores del 69.... “Salud, salud mis grandes amigos, salud. Yo nunca olvidaré el recuerdo de nuestra amistad”.



Con este canto a la camaradería se cerró nuestra estancia en la cárcel. Unos 40 compañeros salieron en un autobús policial con rumbo desconocido y a tres de nosotros, a Eduardo Saborido, a Fernando Soto y a mí, nos trasladaron a Córdoba, escoltados en un Land Rover de la Policía Armada.




Ya en el cuartel, recuerdo que Eduardo mandó traer café. Con el sorbo último preguntaron por mí. Allí acabó, de momento, mi tranquilidad, porque acompañado de Eduardo y de Fernando no tenía miedo. Me sentía importante y protegido por estos dos compañeros.



Me trasladaron a las dependencias de la Guardia Civil de Córdoba, donde me esperaban 4 números. Me introdujeron esposado en un celular a oscuras, con la advertencia de que  si me movía me acribillaban y de que tenían orden de matarme el primero si intentaban liberarme. Amenazas que repitieron una y otra vez durante todo el viaje.



Era una tarde cerrada y la lluvia como compañía, los cuatro vigilantes y yo viajamos varias horas. Esposado en un furgón a oscuras los minutos se hacían interminables, por lo que perdí la noción del tiempo mientras crecían mis temores. Pensaba que nos dirigíamos al norte y, sobre todo, estaba convencido de que iba a acabar en cualquier cuneta. Si, tenía miedo.



El angustioso trayecto se interrumpía de vez en cuando y oía misma pregunta ¿por dónde se va a Valsequillo?



Analizado después con frialdad, era evidente que los guardias andaban perdidos y aprovechaban cualquier ocasión para que les orientaran. Pero yo no estaba en condiciones de razonar. Desorientado y amenazado, mi cabeza en ebullición sólo veía en cada parada el inminente y fatal desenlace.



De repente, al ruido monocorde del motor se une el estruendo de las sirenas. Pronto nos detenemos y se oye un fuerte murmullo de gente. La tensión y las dudas se agolpan, hasta el punto de imaginar que me han llevado a un campo de concentración.

Sin embargo, pronto se despeja el enigma, cuando se abre la puerta y se retumba una voz: ¡Quítale las esposas! Estás libre, puedes bajar.



Desconfiado, por si era una trampa, bajo del furgón, rodeado de la curiosidad de hombres, mujeres y niños. Por supuesto, allí están también el cura y el comandante de puesto de la localidad, que confirma mi libertad, con la obligación de ir todos los días a firmar al cuartel.



Acaba de momento un problema pero de inmediato surgen otros interrogantes relacionados con mi alojamiento y mi sustento diario, en un pueblo desconocido y en las circunstancias en que me encontraba.



Así que tras rechazar mi petición de dormir en el cuartel y la amenaza de hacerlo en la iglesia, me llevan a una casa donde a veces acogen huéspedes de paso.









A la señora Mari Paz, dueña de la vivienda ya fallecida y a la que terminé queriendo como a una madre, no le gustaba nada la idea. Dejó bien claro que no quería ladrones. Tuve que explicarle que no era un ladrón, sino un  preso político llevado allí contra mi voluntad y que el comandante de puesto presente en la conversación certificara que así era.



Solucionado el alojamiento y de acuerdo con los compañeros de otros pueblos, al día siguiente inicié una campaña reivindicando un trabajo para poder subsistir. La movilización dio sus frutos y se creó una especie de empleo comunitario, destinado a realizar diversos trabajos en los pueblos de la zona, en Valsequillo, se arregló la Plaza del Pueblo y se instaló alcantarillado en algunas calles.



Poco a poco establecí relaciones con los vecinos, aunque me topé con la Iglesia y aquello era un muro imposible de franquear. El cura no estaba dispuesto a que un rojo pisara el centro social de la parroquia, que era el único lugar de entretenimiento y de ocio existente en el pueblo.



Aquel hombre de Dios no sabía lo que le esperaba. La prohibición abrió las puertas a que me relacionara con personas con ciertas inquietudes y a crear grupos al margen del control eclesiástico. Hombres y mujeres que acabaron enfrentándose con el clérigo caciquil y cuyos hijos e hijas conforman hoy el gobierno de progreso municipal.



Entre muchas penurias y algunas alegrías el exilio en Valsequillo llegaba a su final.



Con la primavera, un famoso telegrama dio cuenta de que recuperaba la libertad. Un cable que, por cierto, conocí antes que la propia Guardia Civil, gracias a mis buenas relaciones en el pueblo.



Como pueden imaginar, el documento donde se anuncia mi liberación lo guardo como oro en paño:











El Excmo. Señor Gobernador Civil de la Provincia en telegrama de esta fecha, dice lo que sigue “Boletín Oficial del Estado día 24 de Marzo, comunicará Decreto-Ley derogando el de 24 de enero último, sobre estado de excepción y tendrá efectividad desde la cero horas del martes día 25. Por ello comunicará ese puesto con la mayor urgencia a Manuel Velasco Sánchez, que tiene fijada su residencia obligatoria en esa localidad, por orden del Gobierno Civil de Sevilla, que en día referido queda sin efecto acuerdo residencial de aleccionamiento y obligación de presentarse diariamente en ese puesto, recobrando libertad de trasladarse y residir en cualquier lugar del territorio Nacional”.



Fue el primer comandante del Puesto, D. Manuel Gómez León, quien me hizo la entrega oficial del telegrama. Pero no sólo recuerdo a este profesional por ese momento tan importante en mi vida. También debo agradecerle su humanidad y su proceder en aquellos momentos tan complejos para todos. El demostró que todos los guardias civiles no eran igual, que había hombres en la benemérita radicalmente distintos al fascista uniformado que me llevó semanas atrás, esposado y amenazado al pueblo. Es de justicia hacerlo constar, así como expresar mi gratitud al Sr. Gómez León por el trato recibido.



Lo cierto es que la noticia sobre el fin de mi exilio se difundió con rapidez entre la población y un comerciante se ofreció a traerme a Sevilla.



Finalizaba así una experiencia política, que vista con perspectiva y a pesar de unos costes fáciles de imaginar, arrojó un saldo positivo.



En el terreno personal, Valsequillo constituye para mí una especie de master político, aderezado con fuertes y duraderos vínculos de afecto y de amistad.



Desde el punto de vista de la lucha por las libertades, aquel Estado de Excepción consiguió todo lo contrario de lo que pretendían los franquistas. Más conciencia de la necesidad de combatir al Régimen, más ganas de extender a nuevos frentes la lucha por la democracia y más compromiso con la justicia, la igualdad y el progreso social.







Quiero, por tanto, finalizar estas palabras, con un afectuoso recuerdo y con un merecido homenaje de gratitud, a todos los compañeros y compañeras que se enfrentaron al franquismo, luchando por las libertades y por los derechos democráticos, sobre todo a los que ya no están con nosotros como la camarada Patro, Juan León, Juan Duran, Miguel Frías y tantos y tantas.



Por vosotros y por vosotras.

¡Compañeros, compañeras!… ¡Salud y Republica!